La vulnerabilidad se puede definir como aquellas condiciones determinadas por factores físicos, sociales, económicos y ambientales, que aumentan la susceptibilidad de las personas, comunidades, edificios o sistemas forestales a sufrir daños y pérdidas. En el caso de los incendios forestales adquiere una vital importancia para evaluar la vulnerabilidad al fuego las interacciones entre los aspectos físicos de comportamiento del fuego y la resiliencia de los ecosistemas y sociedades que se ven amenazados por los incendios. Por otro lado, las comunidades rurales que viven de los productos forestales deben conocer si el uso del fuego es compatible o no con la gestión de los sistemas socioecológicos que están generando con su actividad económica. Es necesaria una nueva visión sobre la gestión de la madera, la selvicultura preventiva y el aprovechamiento de los productos no maderables como el piñón, el corcho o la resina, ya que implican sistemas de m anejo que se deben tener en cuenta en el desarrollo rural y en la conservación de ecosistemas mediterráneos en los que se dé prioridad a la gestión integrada del fuego.